Spin-off 17.0 Capítulo 15

La Comisaría 47 no daba para más. Ni los más antiguos de los que aún trabajaban en el desvencijado y antiguo edificio recordaban cuando fue la última remodelación que se le hizo. Siempre se oían rumores de un posible traslado a unas nuevas instalaciones, donde realizar el trabajo en mejores condiciones, donde poder aplicar las últimas técnicas en criminología y ciencias forenses, para resolver con mayor prontitud los casos que se iban acumulando por falta de medios. En definitiva, un ambiente laboral y profesional acorde al siglo XXI. Seguro que algún político de turno estaría aplicándose el tres por ciento en otros proyectos más interesantes.

Las goteras cuando llovía convivían con grandes cucarachas y pequeños roedores, y un permanente olor a podrido hacían inhabitable aquel lugar. La pareja de inspectores se veía obligada a trabajar codo con codo en sus respectivas mesas, desde el punto de vista literal y práctico, por lo reducido del espacio, y es que apenas disponían de nueve metros cuadrados cuando pasaban el tiempo redactando informes, estudiando pruebas o simplemente atendiendo el teléfono.

Mark, con la mirada perdida, pensaba en la velada de la noche anterior. Lo habían pasado muy bien: cena romántica e íntima, divertidas copas en un local de moda en el centro y un agradable paseo nocturno bajo la luz de la luna llena a lo largo del Hihgline. Pasaron las horas y no supo encontrar el momento adecuado para confesarle a David que se moría de ganas por estar más tiempo con él. La verdad es que se sentía inseguro, ya que no podía evitar pensar en que el sentimiento no fuera lo suficientemente recíproco como para que ante la propuesta de vivir juntos, el forense accediera. Una negativa por su parte podría enturbiar una relación que hasta el momento marchaba sobre ruedas, y quizás el forzar la máquina no sería lo más adecuado. Lo que Mark desconocía era que David, como si de un fenómeno telepático se tratase, estaba pensando lo mismo mientras le practicaba la autopsia a Margaret Jacobs en los sótanos de aquella vieja 47.

Jones tuvo que llamar la atención de su compañero por tres veces para que este lo mirara a pesar de que estuvieran a escasos centímetros de distancia.

– ¡Mark! ¿Te encuentras bien? Te noto un poco distraído ¿En qué piensas?

Este salió de su ensimismamiento. – Si, no, bueno, eh, pensaba que deberíamos movernos. Vayamos a hacerle una visita a los integrantes de la lista que nos facilitó ayer el jefe del Sr. Forrester y de paso que nos de un poco el aire. –

La entrevista con aquel en la jornada del día anterior desembocó en un listado de posibles inversores y clientes descontentos con la labor de Steve Forrester en vida, así como de algunas empresas subcontratadas que no habrían percibido aún los honorarios pactados por sus servicios, y que según palabras de dicho jefe, había desembocado en duras y calientes discusiones telefónicas en los últimos días.

Aunque no descartaban ninguna línea de investigación, esta vía ofrecía un móvil claro, por lo que se encaminarían en busca de un por qué y un cómo…

Relato 65.0

En la esquina de un oscuro callejón con la calle 34, en el interior de su desvencijado mustang estaba el detective privado Frank LaPaglia. Investigador al uso, gabardina clásica con solapas subidas, sombrero bien calado y con un cigarrillo que permanentemente humeaba ora entre sus dedos, ora en sus labios.

Detective I

Había recibido el encargo de vigilar y fotografiar a un grupo de judíos neoyorquinos sospechosos de traficar con armas.

– La noche era la principal testigo de sus operaciones .- Le comentó la persona que ejercía de enlace con la empresa que contrató sus servicios, dedicada al negocio armamentístico. La intención era controlar las injerencias en un negocio por parte de bandas que actuaban en el mercado negro.

LaPaglia detectó movimiento a la salida de un loft del edificio del que en un principio la citada empresa tenía sospechas.

Echó mano de su cámara réflex, fijó su mirada a través del objetivo y vio que aquel saco negro que cuatro individuos cargaban en una furgoneta, no tenía pinta de estar lleno de armas. – Las armas se transportan en cajas. – Pensó Frank, y empezó a disparar teniendo la certeza de que se trataba de una bolsa fúnebre…

Spin-off 17.0 Capítulo 14

El listado de llamadas del señor Forrester no le decía nada a simple vista, por lo que se lo pasó a su compañera para que ella le echara un vistazo, cuatro ojos ven más que dos, pensó el inspector, y para eso las mujeres tienen un sexto sentido.

Jones dejó lo que estaba haciendo para escrutar los folios, y tras pasar unos minutos le dijo a Mark que no notaba nada fuera de lo normal, aunque su instinto le decía lo contrario. – Lo mejor será esperar a que nos llegue el de Margaret Jacobs para poder cotejarlos y ver si podemos establecer algún vínculo. –

– No es mala idea – contestó Mark, – si es así y se trata del mismo homicida recemos para que no aparezca otra víctima en las próximas horas. Entretanto el Capitán nos apremia a que sigamos por la línea profesional de Forrester, es probable que por su trabajo no le faltasen algunos enemigos.–

La pareja de inspectores se dirigió al lugar de trabajo de Steve Forrester para escarbar un poco, a la espera de tener resultados por parte de la científica y del forense sobre el lugar del crimen y el cadáver respectivamente, lo que le hizo recordar a Mark que había quedado en llamar a David para tomar una copa después del trabajo. –Posiblemente se lo propondré esta noche. – Pensó.

Microrrelato 18.0

           Otra vez las mismas excusas, de nuevo unas disculpas, otro – no volverá a ocurrir -.

            Estaba cansada, dolorida, sin esperanza de recuperar algo que hace ya tiempo se le escapó de entre las manos. Mentalmente agotada, se sentía culpable, y el no compartirlo, sin ella saberlo la estaba minando de forma irreparable, como mujer y como persona.

            Un espejo, testigo omnipresente, le hacía contemplar una realidad ineludible, una marca más que tener que disimular, más mentiras, una muestra de un “te quiero” traducido a modo de puñetazos y patadas.

            – 016, ¿dígame? Tranquila, vamos a ayudarte en todo.-

Relato 63.0

La frontera entre Israel y Jordania, polvorín bélico permanente, no gozaba para la prensa internacional en esos momentos de una importancia relevante, lo que no significara que existía una actividad subyacente e inevitable.

Los servicios de inteligencia de medio mundo se hacían eco de la situación, y eran ellos de manera subterfugia los que mantenían viva la llama del enfrentamiento.

Pozo

Las órdenes eran claras y concisas: neutralizar la actividad hostil y enemiga que en las últimas horas estaba aniquilando los pozos de agua de los territorios jordanos que lindaban con Israel.

Agazapado tras un derruido muro, Josef, vigilante, con prismáticos nocturnos observaba la pequeña explanada donde estaba ubicada la aldea de apenas cuarenta habitantes que debía proteger.

Dos eran los manantiales acuíferos que aquellos aldeanos construyeron con mucho esfuerzo y trabajo años atrás, en pos de una supervivencia difícil, debido al clima y los escasos recursos naturales, y que ahora, para su desconocimiento y posible disgusto y desolación, corrían un grave peligro de ser contaminados.

La oficina de inteligencia trasladó a Josef la información de que existía una probabilidad del noventa y cinco por ciento de que aquella noche, una célula armada del Mossad actuaría en la zona, probabilidad que se constataba en el momento que el agente jordano detectó un grupo de tres hombres merodeando alrededor de uno de los pozos, y no precisamente con la intención aldeana de sacar agua para uso corriente.

Se encontraban a escasos cincuenta metros de su posición. Josef, una vez hubo guardado los prismáticos en su mochila que dejó camuflada bajo unas maderas, se incorporó levemente. La mano izquierda sobre la culata de su 9 milímetros con silenciador, la derecha empuñando su inseparable machete…

Spin-off 17.0 Capítulo 13

Jones agarró los cafés que le sirvió el simpático chico del Starbucks y se dirigió a toda prisa hacia el lugar del crimen. La sesión de ese día con su psicoanalista había sido reparadora, y este, al final le transmitió que su progresos eran muy positivos, y que estaba barajando la posibilidad de ir reduciendo la frecuencia de las citas.

– Bueno, a ver que me encuentro, me da que no va a ser un día fácil.-

Cuando entró en el apartamento donde residía la víctima, encontró a Mark cambiando impresiones con la científica, tomando notas con su diminuto lápiz en su pequeña Moleskine. Diciendo buenos días le acercó uno de los cafés a su compañero, que dándole las gracias fue el único que respondió a su “good morning”.

– Vaya, parece que el CSI está muy concentrado en su trabajo, – dijo un tanto molesta porque no habían advertido su presencia. Se puso los guantes de vinilo, mientras Mark los excusaba por la carga de trabajo, a la vez que la ponía un poco al día con los datos que hasta ese momento barajaba.

– Creo que lo ha vuelto a hacer, me temo que el patrón es el mismo que el de el homicidio de la otra noche en el Soho. Se llamaba Margaret Jacob, de treinta y siete años de edad y vivía sola. Supongo que la asesinaron ayer a última hora, aunque hasta que no nos lo certifique el forense no sabremos la hora exacta.-

– ¿los vecinos oyeron o notaron algo raro? –

– Aún no lo sé. He mandado a los chicos a que indaguen por el edificio. Por cierto, si no te has dado cuenta, el apartamento ocupa toda la planta, por lo que no hay vecinos contiguos. –

– ¿Cómo es qué David no ha llegado todavía? –

– Imagino que por el tráfico, hoy es especialmente caótico. –

A esto que hacía su entrada dando los buenos días. – Disculpad el retraso, pero he cogido un atasco monumental saliendo de casa. –

– No te preocupes David, lo único que tenemos que hacer en todo el día es esperarte. – Le dijo Mark con sarcasmo y esbozando una cómplice sonrisa que el forense le devolvió…

Microrrelato 19.0

     Desde el día que murió no dejó de llover, como si el cielo llorara la pérdida a la vez que lo hacían su familia y amigos.

     Protagonista de un relato dramático para con los suyos, Peter en vida rebosaba felicidad, desprendido y altruista, hacía de ella un jardín idílico donde los problemas se convertían en soluciones, y la tristeza no tenía cabida, salvo que Morfeo sin su permiso le obligara a ello en un momento onírico.

     Quizás, el pronóstico fatal de su enfermedad a sus cuarenta y un años, esperando una muerte precoz, motivaban su actitud, por encima de hechos negativos y circunstancias triviales.