Microrrelatoser 32.0


High school


Ya recogerían la mesa mañana. Ahora tocaba hablar con su hijo. Llevaban meses harto preocupados y cuando le preguntaban qué le pasaba, la respuesta era siempre la misma: ‘no me pasa nada’, lo que chocaba con su actitud y semblante.

Percibían su angustia, como si el mundo se hubiera puesto de acuerdo en su contra, y es que los catorce años habían llegado cargados de incertidumbres: su preocupación por un futuro profesional, su poca integración en las costumbres típicas de la edad, beber, fumar… – todos mis amigos lo hacen – decía. También el sexo, se sentía perdido, ¿homosexual? ¿heterosexual? ¿bisexual?…


G. Sayah

‘No uno cualquiera 11.0’


Madrid


Esta vez en sus honorarios no entraba el traslado del cadáver del segundo desgraciado, que avatares de la vida, se había cruzado con nuestro sicario. Eso si, el corrupto concejal, le insistió que fuera rápido y limpio.

Recibiría el dinero cuándo y cómo lo habían pactado. De momento ese sería el último encargo…

Nuestro despiadado asesino a sueldo aprovecharía para tomarse unos días de descanso, y pensando en ello, cayó en la cuenta de la chica que conoció en España, en Madrid para ser más precisos, cuando hace unos años tuvo que encargarse de liquidar a un par de terroristas que, por aquellos entonces, al gobierno de turno y más concretamente a su ministro de interior le molestaba sobremanera, que aquellos disfrutaran de su libertad condicional.

Echó mano de su iPhone para llamar y reservar plaza en el primer avión. Le apetecía estar con ella y pasear por las calles y barrios de tan hermosa ciudad europea. Disfrutaría de su rica gastronomía y visitaría algún museo. Decididamente iría al Reina Sofía, para volver a ver su pintura favorita, el ‘Guernica’ de Picasso. Se deleitaría durante horas con tan magna obra artística.

– Buenos días. Delta Air Lines. ¿En qué puedo ayudarle? ¡Oiga! ¿Si? ¡Dígame! –

Absorto en sus futuros planes, no se cercioró de que al otro lado de la línea telefónica le estaban hablando.

– Si. Disculpe. Me gustaría hacer una reserva para el primer vuelo con destino a Madrid…-


G. Sayah

‘No uno cualquiera 10.0’

Asesino a sueldo


Apenas si había dormido un par de horas, por lo que le era imperante una extraordinaria dosis de cafeína. Oscuro y humeante, el brebaje revitalizador le bajó por el esófago, despertando sus cinco sentidos.

Una vez se había duchado y vestido, Mike llamó a su compañera y le dijo que pasaría a recogerla en veinte minutos, para personarse en el lugar del último homicidio cometido esa madrugada.

“La segunda garganta profunda”, ese era el titular del principal periódico local de aquella mañana, periódico, dicho sea de paso, manipulado por el gobierno de turno. El segundo testigo protegido que caía antes de poder declarar.

Cuando la pareja de inspectores llegó a la dirección donde había acaecido el crimen, advirtieron la desolación en las caras de los agentes de la policía judicial encargados de la investigación por corrupción y la protección de la ya víctima mortal tiroteada.

Antes de preguntar por la identidad del individuo asesinado a quemarropa, J.M. le comentó a su compañero la similitud aparente del homicidio con respecto al anterior, acaecido hace unos días y en el que se encontraban en plena investigación.

A Mike no le cabía la menor duda, se trataba del mismo sicario. Un objetivo por encargo, un movimiento más de las altas esferas políticas, que se movían impunemente por unas sombras henchidas de poder y conspiración.


G. Sayah

‘No uno cualquiera 9.0’

El padrino


– A partir de ahora dejaremos de actuar sobre el terreno, así que más vale que desaparezcas durante un tiempo. Hasta que te vuelva a necesitar no quiero saber nada de ti.-

El sicario asintió con la cabeza mientras tomaba un sorbo de su taza de café mirando a los ojos a aquel concejal corrupto y sin escrúpulos. Pensaba en lo sencillo del trabajo por esta vez, lo que le daba muy mala espina.

El impresentable “representante de la ciudadanía” abandonó la discreta cafetería sin despedirse y pensando en el siguiente paso que tendría que dar para intentar cerrar aquel asunto tan turbio, y que de no gestionar correctamente le acarrearía graves problemas con la justicia.

– De momento no más filtraciones a la prensa, pensó, dejaré que el tema se enfríe.-

Su siguiente cita era visitar a un juez y a un fiscal, ambos en nómina. Los sobres preparados, sin nombre, con dinero en efectivo difícilmente rastreable, guardados en el interior de su portafolios de piel negra junto a su inseparable grabadora…


G. Sayah

Relato 87.0

Vaticano

En lo más recóndito de su mente albergaba un ligero pensamiento que alimentaba su fe. Una fe quebrantada por actos en impulsos que se acercaban peligrosamente al incumplimiento del sexto mandamiento. ¿Se imaginaría Moisés el hebreo, después de la conversación que mantuviera con su amado dios en el monte Sinaí, y posteriormente bajara con aquellas grabadas tablas, cómo de corrupta podría a llegar a ser la humanidad en el futuro?

Dicha humanidad, incluyéndose él mismo, el Padre Juan, habían retorcido aquel ‘mandamiento sagrado’ hasta tal punto que muchos eclesiásticos no se conformaban con transgredir la frontera de lo carnal para con sus semejantes, hombres y mujeres en plenas facultades adultas, si no que invadían cruel y salvajemente la inocencia de niños y niñas al amparo de la religión profesada. Maldita palabra, religión, testigo y cómplice de conductas delictivas que merecían el peor de los castigos. Maldita palabra encubridora y cobarde…

No se rendiría. Hurgaría en el fondo de su alma para que aquella fe que estaba abandonándole, volviera, y lo que hasta ese momento había hecho, dios supiera perdonárselo.


G. Sayah

‘No uno cualquiera 8.0’

Newspaper

Un gran charco de sangre presidía el pequeño salón de la cabaña, esto unido al posterior análisis de aquella, confirmaría que se trataba del lugar donde se cometió el crimen.

No se cumplieron los deseos de la pareja de detectives, y el homicida no había dejado ni rastro. No encontraron huellas, ni casquillos, nada parecía estar fuera de lugar, ni pisadas, ni rodadas de vehículos en el exterior.

– ¿Cómo trasladaría el asesino el cadáver a aquel lejano callejón de la ciudad? –  Se preguntaba Mike. Y los mas curioso, – ¿para que trasladarlo? –

Su compañera telepáticamente, a la vez que registraba los cajones de una pequeña cómoda, no podía evitar hacerse las mismas preguntas.

El día fue un tanto infructuoso desde el punto de vista de la investigación, y algo jodido por las presiones que recibían por parte del capitán, a pesar de las pocas horas que habían transcurrido desde que la víctima apareciera con el certero tiro en la cabeza.

No tenían duda que aquello era obra de un profesional y seguramente por encargo.

A la mañana siguiente obtuvieron las respuestas a algunas de las preguntas que se hacían mentalmente, y es que la noticia del asesinato era portada de todos los periódicos.

A pesar de la discreción con que estaban manejando el asunto, alguien, posiblemente de las altas esferas de la ciudad, o de las cloacas del estado, quien sabe, le interesaba publicitar el crimen…


G. Sayah

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