Madrid 42.0


#madrid#


El AVE, dirección Madrid, discurría a la altura de Puertollano cuando María interrumpió la lectura que Vincent hacía de su novela, para contarle lo que había pensado. Estaba convencida de que sería una buena idea, siempre y cuando él estuviera en la misma onda. 

– ¿Te está resultando interesante? –

– ¿Qué? –

– Tu libro, tonto, qué si te está gustando.

– Ah! Si, perdona. Estaba un poco ensimismado. La verdad es que no es de los mejores que he leído, pero no está mal. Va de un policía retirado… –

– ¿Qué te parece que vivamos juntos?

– ¡Joder! ¿Cómo dices? Vinc se quedó petrificado, a medio camino entre lo que leía y la respuesta que le estaba dando a María. No se lo esperaba, y tuvo que recapacitar unos segundos antes de articular palabra. – Pues no sé, me coges un poco desprevenido, y si te soy sincero… ¿puedo serlo? –

– Por favor –

– …Si te soy sincero, no se me había pasado por la cabeza –

– Oh, vaya. Me temo que a lo mejor he metido la pata –

– No, en absoluto! En realidad, quería decir que lo nuestro va tan rápido, y estoy tan bien, que no me lo había planteado. No he tenido tiempo de pensarlo. Lo que no quita que se me hubiese ocurrido mañana mismo –

María sonrió ante la última frase de Vinc. – Si, vamos. No quieras arreglarlo ahora – Dijo con sarcasmo.

– De veras. Créeme. Puede ser lo mejor que me hayan propuesto en mi vida, y no tengo ninguna duda de que deberíamos hacerlo –

– ¿Me hablas en serio? No quisiera que te sientas presionado –

– No seas tonta ¿Crees qué tu idea podría hacerme sentir así, con todo lo que llevo vivido? Ojalá hubiesen sido como esta todas las presiones que he tenido que soportar a lo largo de mi vida… –

– Entonces que te parece si de momento te vienes a mi apartamento, lo compartimos un tiempo y vemos cómo nos va. Me vendría bien alguien que afloje la guita para los gastos – Bromeó María.

– Genial! En cuanto lleguemos me pongo las pilas, aunque tardaré poco. Mis pocas pertenencias van ahí – Señaló con un ademán de los ojos el portaequipajes en el que estaba su inseparable trolley negro de veintinueve litros de capacidad. Lo que no entraba en él, no iba a ningún sitio – Además, creo que será más interesante y divertido vivir contigo, que el pernoctar solo en un hotel. Estoy deseando de dejarlo –

Lo inesperado de la propuesta, el sí de la respuesta y las mutuas miradas que se lanzaron, cargadas de cariño y complicidad, hicieron que ambos, al unísono, llegando ya a la estación de Santa Justa, volvieran a sentir ‘mariposas en el estómago…’


g-sayah


Microrrelato 1.0


Espacio exterior


Cerró los ojos y sopló las velas. Pensó el deseo – que la sensación de ese instante producida por la oscuridad breve y reconfortante del momento, se convirtiera en un hecho permanente e infinito –

No ver a nadie, estar sola, lejos de todo, de la vulgaridad, de la monotonía, de la hipocresía, de todo cuanto odiaba y a la vez la rodeaba. 

Una utopía, una quimera, un mundo donde vivir una vida menos amarga y ponzoñosa.

Una vida en un mundo cruel e injusto al que desde la pérdida de su amado esposo nada le unía. Cumpliría con su promesa para con él, iría en su búsqueda…


g-sayah


Relato 217.0


6C536E03-2103-4082-8858-3F0F6E65382A_1_201_a


Lejos, muy lejos te has ido. El por qué es algo que ignoro y que me muero por saber. Cada minuto del día en el que sobrevivo como puedo, pienso en que momento de mi puta vida hice algo que provocara este maldito distanciamiento. 

Eres mi vida, toda mi vida…

Sin ti me falta aire con el que poder respirar, fuerzas con las que poder caminar, inspiración con la que poder escribir, motivación para poder leer, imaginación con la que poder soñar, capacidad para poder amar… amar a alguien que no seas tú, lo que es infinitamente imposible, porque tú eres mi vida, toda mi vida…


g-sayah


Madrid 41.0


#paraíso#


Era el móvil de prepago que Eric le había proporcionado junto con el billete de avión y el pasaporte. El único y débil hilo que la unía a su reciente pasado.

– Hola Rachel, cómo te va –

A pesar de que sólo él conocía el número, y por ende, la única persona que podía llamarla, fue toda una sorpresa.

– ¡Hola Eric! ¡Qué alegría escucharte! Llevo días sin hablar con nadie y me encanta que te hayas acordado de mi –

– La verdad es que desde que te fuiste pienso en tí a menudo. Imagino que no te estará siendo fácil el cambio y me gustaría que supieras que puedes contar conmigo para lo que te haga falta, que si está en mi mano… –

– Muchas gracias Eric. No sabes cuanto me ayuda saber que estás ahí, aunque sea en la distancia, y no lo llevo muy mal, pero es grato saber que puedo contar con alguien como tú – 

– Sé que ha pasado poco tiempo y que la situación es complicada, pero creo que lo peor ha pasado. Ahora céntrate en ti y no mires atrás. Tanto mi experiencia como mi intuición, me dicen que todo irá a mejor, así que ánimo y lucha por ser feliz –

– Gracias Eric, no sé cómo voy a pagarte todo lo que estás haciendo por mí. No imagino cómo podría compensarte –

– No pienses en eso ahora y deja de una vez de darme las gracias. No podría hacer otra cosa –

– Es que…

– No se hable más del tema. Lo dicho, cuídate todo lo que puedas y ‘carpe diem’. ¿No se dice así? –

– Creo que si –

– Pues eso. Si te parece bien te llamo en un par de días –

– Me parece genial –

– Perfecto. Repito: cuídate y un beso fuerte –

– Otro para ti. Hablamos entonces –

– Ok. Adiós –

– Adios Eric –


g-sayah


A %d blogueros les gusta esto: