– Hola Rachel. Soy Eric –
– ¡Eric! ¡Cuánto tiempo!
– Si. La verdad es que hace mucho. Cómo estás –
– Bien. No me quejo. ¿Y Tú? ¿A qué debo tu llamada? –
– Bueno. Yo tampoco me quejo. Me preguntaba si tendrías un momento esta tarde, me gustaría hablar contigo –
– ¿De qué se trata? –
– Creo que sería mejor decírtelo en persona, y de paso nos vemos y nos ponemos al día –
– Joder… cuanto menos me sorprende –
– No te preocupes. No es algo que no puedas gestionar con facilidad –
– Está bien –
Se citaron en un céntrico café, pequeño, coqueto, donde los oriundos suecos residentes en Manhattan disfrutaban de su momento ‘Fika’.
Erik Larsson llegó pronto, cogió mesa y esperó a la mujer de Fox para pedir. Mientras, pensaba en cómo afrontaría la conversación para decirle a lo que se enfrentaba, por mor a su infidelidad. Una consecuencia que ella seguro que no esperaría jamás cuando decidió de divertirse un rato fuera del matrimonio, pensando en que su marido no se enteraría.
Rachel apenas si se retrasó. Entró en el local quitándose el abrigo y una vez lo hubo apoyado en el respaldo de la silla, le dio un fuerte abrazo a Eric antes de sentarse.
– Me alegro de verte. Estás guapísima. ¿Qué haces para mantenerte tan radiante? Parece que los años no pasan por ti –
– Tan adulador y cumplido como siempre. No has cambiado nada ¿verdad?. Muchas gracias. Yo también te veo muy bien –
– Gracias. Sabes que lo digo con sinceridad –
Rachel le dedicó una linda sonrisa, y con un ademán del brazo avisó al camarero…
g-sayah