Serie 81.0

Flanqueó el arco de seguridad y se dirigió a los ascensores, donde en la vigésimo primera planta del edificio lo esperaba la persona que el forzudo guardia decía ser el representante legal de la empresa. -¿Representante legal? – se preguntó Andy, que de antemano tenía la certeza que no sacaría demasiada información de su entrevista.
Se abrió la puerta del ascensor y se topó directamente con un individuo alto, delgado, serio y trajeado que le tendió la mano para presentarse.
– Buenos días Sr. Anderson. Mi nombre el Hamsen, Robert Hamsen, y soy uno de los abogados del grupo. Mi compañero me ha comentado por teléfono el motivo de su inesperada y urgente visita, pero no veo en que podríamos ayudarle. –
– Encantado. La verdad es que me gustaría saber a qué se dedicaba la señorita Kudrow exactamente, y si fuera posible, acceder a su lugar de trabajo, así como conocer las relaciones profesionales que mantenía con el resto de empleados. –
– Me temo que toda esa información es confidencial, a pesar de que la señorita Kudrow haya fallecido. No sabe cuanto lo sentimos. Estamos algo desconcertados cuanto menos. Lamentamos enormemente la pérdida y creo que no podremos satisfacer su curiosidad.–
– No se trata de mera curiosidad señor Hamsen, estamos hablando de la investigación de un asesinato, por lo que creo que sería interesante e imprescindible que por lo menos me respondiera a algunas preguntas. –
– Una investigación no oficial por parte de un detective privado. Insisto en mi negativa. Todo lo referente al trabajo de Lisa aquí es confidencial, y cuando digo todo es todo. –
El rostro del abogado se tornó aún más serio si cabe y sin tan siquiera despedirse, se dio la vuelta y dejó a Andy con dos palmos de narices con otro fornido guardia que segundos antes había llegado, muy seguro de lo que tenía que hacer. Tomó del brazo al detective a la vez que verbalmente lo invitaba a abandonar el edificio. Aquel lo acompañó hasta la salida.
Andy, ya en la calle, con la mosca detrás de la oreja e indignado no pudo evitar darle una patada a la papelera que tenía más cerca para desahogarse. Salió de V&B Enterprise tal como entró, sin ningún dato para su investigación, ningún hilo del que tirar, nada, lo que no quería decir, que sus sospechas fueran mal encaminadas…
G. Sayah
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