madrid_63.0


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Abrió los ojos y dejó que la claridad matutina que entraba por la ventana le dilatara las pupilas. No miró el reloj pero supuso que sería más tarde que temprano, lo que no le importó en absoluto, no tenía nada importante que hacer hasta la hora del almuerzo, que había quedado con Eric, por lo que volvió a cerrar los ojos placenteramente y pasó un rato más retozando entre las sábanas.

La noche anterior se demoró en quedarse dormida, pensando en la conversación con Eric. Estuvo dándole vueltas, sopesando los pros y los contras, y las posibles consecuencias que una relación más íntima y comprometida supondría para su vida y sus sentimientos.

Tenía la certeza de que Eric sería comprensivo y que le daría el tiempo que necesitara, aunque no le haría falta, le diría lo que sentía en cuanto se vieran hoy…


g_sayah


mi primer relato_octubre_2018 relato_1.0_reload



 

Aquella mañana no era diferente a las demás. Se había despertado temprano, el sueño la abandonaba como casi siempre. Se sentía cansada pero con ganas de afrontar la rutina diaria.

– Qué coño, hoy voy a romper la rutina – Introdujo en la cafetera una buena dosis de café en vez de descafeinado. Para Esther no era habitual, y de esa forma tan trivial pretendía empezar a cambiar cosas en su vida. Esta no le sonreía últimamente. Tanto en lo personal como en lo profesional no había tenido muy buenas experiencias.

Separada de su marido desde hacía ya varios meses, le echaba de menos. Era el hombre de su vida, al menos eso creía ella. Desde que lo conoció en lo que era el curso de orientación universitaria, no había tenido ojos para nadie más. Él, por lo visto sí. Había conocido a otra, más joven y también más rica. Buen partido y buena opción para dejarla en la estacada.

Todavía no lo había asumido y albergaba la esperanza de un futuro juntos. Ella lo perdonaría, por supuesto, ya que el amor que sentía estaba por encima de cualquier elección que Carlos hiciera en su día. No le cabía la menor duda, aunque posiblemente él no sentía ni pensaría lo mismo.

Se tomó una taza del café que previamente había subido por la cafetera emitiendo ese sonido que tanto le agradaba, no menos que el aroma, que casi la alimentaba para medio día.

Una vez se vistió, salió a la calle en busca de su automóvil, uno de los pocos objetos que le había tocado en el reparto al separarse. Desgraciadamente no se podía permitir el lujo de cambiarlo, viejo y desvencijado, también le recordaba a él.

De camino al trabajo y escuchando la radio pensó – ¡ Joder que raro, me he vestido a la primera! – Normalmente se cambiaba varias veces antes de salir, una lucha permanente con su vestidor, ¿inseguridad?, hoy no, algo estaba cambiando…


g_sayah


 

madrid_62.0


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No era muy hablador, pero en los últimos días se había mostrado más hermético de lo normal. María lo achacaba a la incertidumbre que podría tener en su futuro profesional y su inquietud por querer estar ocupado, trabajando, así que decidió darle espacio y tiempo.

Llegó de la oficina algo cansada, quemada más bien, y encontró a Vincent sentado en ‘el sillón de leer’ con una novela en las manos y una copa de vino en la mesita auxiliar, lo que despertó en ella un sentimiento de envidia, sana, por supuesto.

– Hola Vinc. No te veo nada mal. Te lo montas de miedo – Bromeó.

Vincent sonrió y se levantó para darle un beso y servirle una copa – La verdad es que no me quejo. ¿Cómo te ha ido el día? –

– ¡Puf! Agotador. Ha sido intenso, muy ajetreado, con muchísimas llamadas de clientes que atender, dos reuniones con lo jefazos… en fin, tampoco voy a aburrirte. Estaba deseando de llegar y desconectar hasta el lunes –

– Me parece perfecto. Empecemos con un brindis. Por nosotros y nuestro ‘weekend’ –

– Por ti – Dijo María alzando la copa – Y gracias por todo –

– ¿Gracias? ¿Por qué? –

– Pues por estar a mi lado. Mi reencuentro contigo ha sido de lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, y hacía bastante que no me sentía tan bien, tan feliz, y mucha culpa la tienes tú –

– Vale, lo siento, te pido perdón – Bromeó Vincent.

– Perdonado –

– El sentimiento es mutuo – Dijo él al tiempo que le quitaba la copa de las manos para darle un apasionado beso. De ahí pasaron a gestos más desenfrenados, lo que convirtió el momento en un frenético e intenso acto erótico-amoroso que culminaron en la cama por dos veces…


g_sayah


microrrelato_5.0


microrrelato_5.0


#lanochecomotestigo#


Subió los diez pisos hasta la azotea. Una azotea que miraba con envidia un cielo estrellado y orgulloso de iluminar una ciudad con tanta vida, una vida que con Marta no había sido del todo justa. 

Triste, deprimida, con un sentimiento de soledad que le ahogaba, y que con cada peldaño que había pisado rumbo a su destino deseado, se acrecentaba. 

Cerca del borde pensó si la altura era suficiente, después miró hacia abajo y seguidamente observó el firmamento nocturno antes de cerrar los ojos… 


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