‘La Arcadia del asesino 12.0’


Café-ventana


…Había dejado un cabo suelto. Paul se lamentaba mientras daba pequeños sorbos a una taza de café recién hecho, mirando a través de la ventana de la cocina de su céntrico apartamento.

Una mirada perdida, que casaba con una mente algo confusa y dudosa. Algo tendría que hacer. – He de corregir este enorme error. – Se decía. Intentaba montar un plan para que el imprevisto de la noche anterior no tuviera consecuencias fatales para él…


G. Sayah

Tentacles 7.0


Serie 81.0


Trump Tower II


Ardua tarea la de encontrar parking en la parte baja de la isla, aunque al final pudo encontrar un hueco donde colocar su desvencijado clásico, única y testimonial herencia que su padre le había dejado.

Un enorme hall presidía los bajos del magno rascacielos que albergaba las oficinas de V&B Entrerprise, donde no podías dirigirte hacia los ascensores sin pasar un control previo de seguridad.

Un afroamericano uniformado, corpulento y con voz grave le interrogó sin darle siquiera los buenos días.

– Que desea. –

– Hola. Mi nombre es Smith, Anderson Smith, soy detective privado y me gustaría hablar con algún responsable de la empresa, si pudiera ser, alguien del departamento en el que trabajaba la señorita Lisa Kudrow. –

– Me temo que no puedo ayudarle. Tendrá que llamar por teléfono y concertar una cita. –

– Es urgente, y si me deja que le explique entenderá porque… –

– ¡Le he dicho que no! Tendrá que telefonear. –

– ¡La señorita Kudrow ha sido asesinada! –

Al fortachón serio o maleducado, según se mire, se le pusieron los ojos como platos con la exclamación de Andy. Este notó enseguida que había despertado la curiosidad de aquel individuo encargado de que no pasara nadie ajeno a la empresa e intentó aprovechar la coyuntura.

– Verá usted, si fuera tan amable, solo le robaría unos minutos. Por favor.-

– Está bien. Veré que puedo hacer. –

Levantó el auricular del teléfono que había encima del mostrador que limitaba la zona de paso y tras el que se parapetaba y marcó la extensión 1.041…


G. Sayah

‘La Arcadia del asesino 11.0’


Fjallbacka III


Le asignarían protección. Esa era la idea de Erik, idea con la que su compañera no podía estar más de acuerdo.

En cuanto llegaron a jefatura, fue Minna la que le pidió al comisario que le pusieran a la chica un agente las veinticuatro horas. Tras oír la argumentación de la inspectora y a tenor de los últimos acontecimientos, el jefe de la policía de Fjälbacka no dudó ni un instante en concederle dicha protección, convencido también de que Erika se había convertido en pieza clave de la investigación, corriendo bastante riesgo su integridad física, por lo que lo más razonable y conveniente ahora sería tratar su día a día de manera excepcional.

No era descabellado pensar que el asesino querría casi con total seguridad enmendar su posible error al dejarla con vida, pensaba el jefe Storm. – Había dejado un cabo suelto… –


G. Sayah

Tentacles 6.0


Serie 81.0


Downtown II


Su amigo y contacto en el FBI le pasó la documentación referente a V&B Enterprise, aunque poco le aportaría. Este le dijo que casi todo lo concerniente a dicha empresa estaba clasificado, y es que por lo visto se trataba de un conglomerado económico que tenía contratos gubernamentales y sus tentáculos llegaban a todos los rincones del planeta, incluido también cierto trato sibilino con los de Langley, lo que hizo que a ambos le picara aun más si cabe la curiosidad.

A su vez, al detective Anderson le embargó un sentimiento de frustración y se lamentaba, ya que eso significaría que el caso sería harto complicado de llevar, cuanto más de resolver. Un asunto como este le venía grande a un simple investigador en el ocaso de su cansada y dilatada carrera profesional.

No quiso darse por vencido a las primeras de cambio, por lo que decidió que lo intentaría, empezando claro está por ordenar su despacho, que quien fuera que lo hubiese ultrajado, lo había dejado hecho un auténtico desastre. Después se encaminaría hacia el Downtown para visitar las oficinas centras de V&B…


G. Sayah

‘La Arcadia del asesino 10.0’


Rick's Café


– Hola Erika. ¿Puedo llamarte Erika? –

– Si, claro. –

– Mi nombre es Minna y soy inspectora de policía. Este es mi compañero, el inspector Erik. –

– Hola. –

– Nos a dicho el doctor que te sientes algo mejor, por lo que pensamos que podrías contestarnos a algunas preguntas sobre lo que te ha ocurrido. –

– Está bien, pero me temo que voy a serles de poca ayuda, no recuerdo casi nada de lo que me ha pasado. –

– Bueno, no te preocupes, cualquier detalle, por nimio que te parezca nos puede servir, a sí que si quieres, empecemos por el principio. ¿Te acuerdas de lo que hiciste cuando saliste de trabajar? –

– Si, de eso si me acuerdo. No sabría exactamente la hora, pero me apetecía tomar algo tranquilamente, sola, y pasé por un pub antes de ir casa. –

– ¿Recuerdas que pub era? ¿Cómo se llamaba? – Preguntó Erik.

– Si, Era el Rick’s Pub. No suelo frecuentarlo, pero cuando decido tomar una copa o un café voy por allí. –

– ¿Porqué? ¿Te pilla de paso quizás? ¿Lo tienes cerca del trabajo o de casa? – Preguntó Minna.

– Si, lo tengo a medio camino de las dos cosas y es un lugar tranquilo. –

– Supongo que ayer fuiste caminando. –

– Si. Aunque de vez en cuando voy en bici si el tiempo acompaña. Suelo evitar el coche. Lo normal es que coja el metro para ir a la oficina y vuelva dando un paseo. –

– Lo que se supone que hiciste ayer, ¿verdad? –

– Exacto. – Contestó Erika.

– Bueno, y que puedes decirnos de lo que hiciste en el bar. – Dijo Minna.

– Pues lo último que recuerdo es que no había mucha gente. Pedí un cóctel y al poco tiempo se me acerco un chico bastante simpático que me invitó a una copa, bueno, a una cerveza sin alcohol, de eso me acuerdo perfectamente. Luego empezamos a charlar y a partir de ahí lo tengo todo borroso, mejor dicho, no me acuerdo de nada, hasta que me vi atada y desnuda en medio de aquel callejón. –

Minna y Erik pensaron al unísono que ese era un hecho que hasta ahora no se había dado en el curso de la investigación, y no dudaban de su vital importancia.


G. Sayah

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