‘Una historia simple. Una vida complicada…’
Se había quedado sola después de cincuenta y cuatro años. Toda una vida en la que compartieron todo lo que se podía compartir… amor, felicidad, hijos, viajes, momentos inolvidables, también malos, algunos, aunque fueron pocos.
Rebeca no imaginaba cómo aprendería a estar sin él. Habían pasado más de diez meses y su olor permanecía en el ambiente del apartamento. Su impronta metafísica estaba en aquel lugar. Era como si no se hubiese ido. Todavía esperaba que saliera del baño con la toalla liada a la cintura, el pelo húmedo y con su permanente sonrisa dijera.. – Amor mío, ¿abres una botella y sirves un par de copas de vino mientras me pongo algo? –
G. Sayah