Relato 181.0


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Tale 1.0


She was looking for something though she didn’t know what. Why was she crying? She didn’t know, or she did. She was looking out of the window and she tried to think of the future but she didn’t believe in it. She only believed in the present and she didn’t like the present.

She was sitting so she stood up and made coffee. She loved coffee and also she loved reading so she got a cup of coffee and a book and she lay on the bed to read but she kept crying…


G. Sayah


 

Madrid 7.0


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Adquirió varios ejemplares: un par de novelas y algunos poemarios. Le encantaba la literatura española. La consideraba rica y apasionante, por lo que no dejó escapar aquella oportunidad que María le brindó esa mañana.

– Gracias por traerme a este lugar, ha sido una grata sorpresa. Me parece algo mágico, como extraído de un libro. Me encanta. –

– No hay de que. Sabía que iba a gustarte. En ese sentido eres un poco predecible y no me ha costado acertar, además, me constaba que no habías venido nunca. –

– Toma, este lo he comprado para ti. –

Le obsequió con una edición bastante antigua de una de las obras más célebres de Pablo Neruda, ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada.


G. Sayah


 

Microrrelato 52.0


Eventos - 2773


Tan misteriosamente como apareció, se cierra, y sin lugar a dudas era lo que corroía por dentro a Gabrielle. No tenía una explicación lógica, un argumento plausible para que el sentido común se impusiera a tan descabellada imagen proyectada en su mente. Cada vez que cerraba los ojos aparecía, impertérrita, clara, contundente, casi palpable…

A veces, tenía la sensación de percibir su aroma, una mezcla de azufre y canela que hacía que la situación se tornara aún más surrealista, y es que, para bien o para mal, y como decía aquel gran autor, los sueños, sueños son…


G. Sayah


 

Highline


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    En la ciudad de los rascacielos, si nos desplazamos a la parte oeste de la isla de Manhattan, encontraremos un lugar cuanto menos diferente. Se trata de varios kilómetros de una plataforma elevada, antiguo camino de hierro como dirían en Francia, reconvertido en un jardín, donde personas, plantas y aves conviven en paz y armonía dentro de una gran urbe masificada y caótica, aunque siempre absorbente, cosmopolita y universal.

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      Este verde espacio  dista mucho de ser corriente y nos invita a disfrutar de un entorno bello y agradable, tanto para los lugareños como para los que vamos de visita, se trata de una opción ineludible.


Fotos desde mi iPhone


G. Sayah


 

Poeta en Nueva York 24.0


Relato 126.0


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Casi cinco años en los que habíamos compartido nuestras vidas. Desde mi llegada a la isla supuso un apoyo imprescindible para mí, un guía necesario que poco a poco fue conociéndome hasta protagonizar la búsqueda de mi yo interior, y haciéndome descubrir sensaciones que jamás hubiese imaginado que estaban tan cerca.

Esencial en el día a día, pilar indispensable, me pidió que le acompañara a recoger unos resultados médicos, y la noticia no pudo ser más terrible… Samuel, lo siento, tienes un cáncer terminal. Podría decirse que esa fue la frase resumen de lo que nos dijo el doctor.

El cielo de Manhattan se desplomó

cual gigantesca losa de cemento,

pesada, magna, ineludible cayó.

Llora.

Las tormentas envolvieron dos almas

y los rayos arañaron corazones.

La oscuridad copó el presente,

el futuro con su destino, desoladores.

– No te preocupes – me dijo. – Los días que me restan los viviremos con mayor intensidad si cabe. Yo, con un nudo en la garganta, incapaz de articular palabra, comencé a llorar, y a día de hoy aún no he parado…


G. Sayah


 

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