human_1.0


Una mañana como otra cualquiera… A Nick no le hizo falta que sonara el despertador que como cada noche ponía a las seis en punto, ya llevaba un par de horas despierto. Tumbado bocarriba, con los ojos cerrados, la respiración pausada, intentó conciliar el sueño con una técnica de relajación que nunca le funcionaba. El recuerdo de su compañero se lo impedía.

Al final optó por levantarse, puso la cafetera y se metió en la ducha mientras subía el café.

Sorbo a sorbo, disfrutaba del caliente brebaje y de unos minutos de silencio, ya que conforme avanzara el día, difícilmente se repetirían momentos como ese.


fullsizeoutput_125c


Terminó de repasar unas notas y el expediente del caso que había caído en sus manos el día anterior, y decidió que volvería al lugar del crimen antes de dirigirse a comisaría…


g_sayah


madrid_69.0


Eventos - 2249


La oferta no podía ser más tentadora, ya que el trabajo era relativamente sencillo si lo comparaba con algunos de los que ya había llevado a cabo, operativos en los que su vida con frecuencia corría peligro, y además, él pondría el precio. Ganaría lo suficiente para vivir el resto de sus días, junto a María, por supuesto, sin preocupaciones, incluso ella podría dejar de trabajar.

De vuelta a Madrid en el jet privado de su futuro cliente empezó a planificarlo todo, sin apenas tomar notas, memorizando casi todos los pasos a dar.

Empezaría por dejar a María al margen mientras las circunstancias se lo permitiera. Excusaría su ausencia con el hecho de haber conseguido trabajo, un trabajo que le obligaría a pasar un tiempo fuera para recibir un curso de formación y capacitación para el puesto.

Lo segundo, comunicar a su posible y eventual jefe la aceptación del encargo, para que le enviara todo lo relacionado con la pareja a liquidar y acordar la forma en la que tendría que transferirle sus honorarios. Era en lo que quedaron al final de la reunión mantenida en Madeira. Lo que no esperaría aquel es que Vincent respondiera tan pronto y de manera positiva.

A los dos días alguien deslizó por debajo de la puerta de su apartamento un sobre sin ningún tipo de referencia, cuyo interior contenía un dossier con toda la información necesaria para empezar a trabajar. Una vez lo hubo leído atentamente, tercer paso, iniciar la búsqueda de la pareja…


epílogo_1.0


epílogo_1.0


El destino a veces es muy caprichoso. Después de todas las vicisitudes que Rachel y Eric tuvieron que afrontar, sin comerlo ni beberlo, llegaron al mismo lugar donde un mercenario no llegó a redimirse por completo…


g_sayah


madrid_68.0


madrid_68.0


Un abogado madrileño le debía un favor a Eric, algo relacionado con unos negocios que ambos tuvieron en la capital española hace ya bastante tiempo, por lo que aquel estuvo encantado de agradecérselo facilitándole a él y a Rachel un céntrico apartamento en ‘La Villa’, donde residirían de manera indefinida. Un Destino que a los dos les parecía harto atractivo y donde pasarían desapercibidos, al otro lado del océano, en Europa, donde seguro que nadie, entre ellos el marido de Rachel y amigo de Eric, los encontraría.

La elección del lugar para el comienzo de esta nueva etapa en sus vidas fue mutua, ambos se mostraban optimistas y encantados. Ella nunca había visitado Madrid, pero todo lo que había oído le atraía enormemente, y las dos o tres veces en las que Eric había estado fueron de lo más satisfactorias, por lo que de todas las opciones que barajaron, París, Roma, Londres… fue la que más pesó. A todo ello le sumaban el clima, la gastronomía, el entorno cultural… y el idioma, el cual manejaban los dos con bastante soltura…


g_sayah


madrid_67.0


madrid_67.0


– Espero que el vuelo haya sido de su agrado –

– Lo ha sido, gracias –

– Me alegro. Siéntese por favor –

El autor de aquella primera misiva lo había organizado todo de manera que aprovechando una corta estancia en Madeira, donde tenía una espléndida residencia de verano, su avión privado recogiera a Vincent en Madrid, con la idea de mantener la reunión acordada días antes. Aquella propiedad era cualquier cosa menos modesta. Seguramente una de las mejores de la isla. 

La única condición que puso Vinc fue que tendría que estar de vuelta antes de que María saliera del trabajo, eso, y que en dicha cita, lo único que haría sería oír la propuesta, nada de una respuesta inmediata, la decisión tendría que sopesarla.

Uno de los sirvientes le preguntó si quería tomar algo. 

– Café solo, por favor –

– Enseguida señor –

No tardó ni dos minutos en volver con el brebaje. Su anfitrión ya estaba bebiendo, Whisky con hielo, a pesar de la temprana hora. Esperaron a estar solos y fue este último el que comenzó a hablar sin ambages.

– Hoy en día se puede confiar en poca gente, y yo confío en usted. Lo que le pido se lo encargué previamente a un amigo, o eso creía yo, que lo era, por lo visto me equivoqué. Acudí a él para que matara a mi mujer, no lo hizo, me estuvo mintiendo y además tengo la certeza de que ambos han escapado juntos, por lo que quiero que los encuentre y los liquide. Me da igual cómo lo haga, usted es el profesional, siempre y cuando no deje huellas que puedan rastrearse e implicarme en un futuro. Usted le pone los ceros a la cifra que quiera cobrar por el encargo…


g_sayah


madrid_66.0


madrid_66.0


María encendió un cigarrillo y le dio dos profundas caladas antes de decirle a Vincent que por mucho que se estrujara el cerebro, no entendía las dudas que lo asaltaban. Lo intentaba pero no lo conseguía.

– Habías tomado una decisión, ¿no?. Romper con todo y empezar de nuevo –

– Es cierto, pero no sé por qué, necesito saber de que se va este asunto. Puede que sea mera curiosidad o a lo mejor es que hay algo dentro de mí que me hace actuar así, y que posiblemente explique lo que en realidad soy, cosa que por otro lado no creo que sea nada bueno. Lo siento. Hace unos días pensaba que lo tenía claro, gracias también a ti, por supuesto, pero hoy la incertidumbre me corroe 

– ¿Y qué vas a hacer? ¿Qué te propones? –

– No lo sé. Quizás no esté preparado aún para dejar de hacer lo que hacía, abandonar mi sórdido pasado, lo que me jode bastante 

– Veo que no tienes nada claro lo que le vas a decir al tipo de la carta cuando te llame 

– Pues no, la verdad es que no, y lo siento muchísimo. – Volvió a disculparse Vincent.

Solo ellos ocupaban una de las mesas de la cafetería que tanto frecuentaban últimamente, no había nadie más, lo que le confería a la situación algo de intimidad. Vincent sorbió de su taza mirando a María con impotencia y una sensación de culpabilidad empezó a inundarle por dentro. Sabía que le estaba haciendo daño. Ella con la mirada perdida no se dio cuenta de que el cigarrillo se le había consumido entre los dedos…


g_sayah


madrid_65.0


madrid_65.0


– Siento el retraso. ¿Llevas mucho esperando? –

– En absoluto. Prácticamente acabo de llegar 

– Anoche tardé en quedarme dormida y esta mañana me he tomado la licencia de retozar entre las sábanas un buen rato, y cuando me vine a dar cuenta se me había echado la hora encima 

– ¿Pero has descansado bien? –

– Estupendamente 

– Me alegro. Disculpa mi atrevimiento pero he ido pidiendo el vino ¿Te apetece? –

– Por supuesto 

Tomaron un par de copas mientras ojeaban tranquilamente la carta y elegían los platos para el almuerzo. Ella, ensalada de remolacha, rúcula y parmesano, él, risotto de setas y tomate seco.

Ya con el postre en la mesa, fue Rachel quien sacó el tema del día anterior. Vincent por su parte, estaba impaciente por lo que ella podría decirle. Fue directamente al grano diciéndole que estaría encantada de que su recuperada amistad avanzara poco a poco, y que la idea de ir compartiendo momentos encaminados hacia un futuro le atraía bastante, que lo bueno que había y que pudiera llegar superaba con creces sus dudas y sus temores.

Vinc, emocionado, y como si juguetonas mariposas revolotearan en el interior de su estómago, tomó la mano de ella, y con la otra alzó su copa. Entonces, por nosotros y por lo que el destino nos tenga deparado… 


g_sayah


madrid_64.0


madrid_64.0


La dejó en la cama medio dormida, se dio una ducha y puso la cafetera. Cuando se levantó, sirvió dos tazas y encendió un cigarrillo que compartirían.

– ¿Has dormido bien? –

– Como un bebé – Respondió María bostezando y con los ojos todavía somnolientos, a la espera de que la cafeína fuera haciéndole efecto.

– Tengo que contarte algo y creo que es importante, por lo que necesito que te espabiles. Me gustaría conocer tu sincera opinión. – Le dijo sonriendo.

Vincent le contó lo de la carta que le había llegado días antes. Le explicó su contenido y la evidente conexión de este con su truculento pasado, y que no se explicaba cómo, de repente, se encontraba medio sumergido en una mar de dudas.  

– Con unas simples líneas, mis pretéritos actos me han golpeado con dureza, y ahora la verdad es que necesito que me eches un cable, te necesito… –

María se quedó desconcertada, incapaz de articular palabra. No esperaba una cosa así, por lo que con la idea de ganar tiempo para ofrecerle una respuesta a Vincent, le rogó que le diera unos minutos para ducharse. Mientras digeriría la noticia. Él le comentó que sin problemas y que se iría vistiendo para salir a dar un paseo y tomar el aire si a ella le apetecía…


g_sayah


madrid_63.0


madrid_63.0


Abrió los ojos y dejó que la claridad matutina que entraba por la ventana le dilatara las pupilas. No miró el reloj pero supuso que sería más tarde que temprano, lo que no le importó en absoluto, no tenía nada importante que hacer hasta la hora del almuerzo, que había quedado con Eric, por lo que volvió a cerrar los ojos placenteramente y pasó un rato más retozando entre las sábanas.

La noche anterior se demoró en quedarse dormida, pensando en la conversación con Eric. Estuvo dándole vueltas, sopesando los pros y los contras, y las posibles consecuencias que una relación más íntima y comprometida supondría para su vida y sus sentimientos.

Tenía la certeza de que Eric sería comprensivo y que le daría el tiempo que necesitara, aunque no le haría falta, le diría lo que sentía en cuanto se vieran hoy…


g_sayah


madrid_62.0


madrid_62.0


No era muy hablador, pero en los últimos días se había mostrado más hermético de lo normal. María lo achacaba a la incertidumbre que podría tener en su futuro profesional y su inquietud por querer estar ocupado, trabajando, así que decidió darle espacio y tiempo.

Llegó de la oficina algo cansada, quemada más bien, y encontró a Vincent sentado en ‘el sillón de leer’ con una novela en las manos y una copa de vino en la mesita auxiliar, lo que despertó en ella un sentimiento de envidia, sana, por supuesto.

– Hola Vinc. No te veo nada mal. Te lo montas de miedo – Bromeó.

Vincent sonrió y se levantó para darle un beso y servirle una copa – La verdad es que no me quejo. ¿Cómo te ha ido el día? –

– ¡Puf! Agotador. Ha sido intenso, muy ajetreado, con muchísimas llamadas de clientes que atender, dos reuniones con lo jefazos… en fin, tampoco voy a aburrirte. Estaba deseando de llegar y desconectar hasta el lunes –

– Me parece perfecto. Empecemos con un brindis. Por nosotros y nuestro ‘weekend’ –

– Por ti – Dijo María alzando la copa – Y gracias por todo –

– ¿Gracias? ¿Por qué? –

– Pues por estar a mi lado. Mi reencuentro contigo ha sido de lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, y hacía bastante que no me sentía tan bien, tan feliz, y mucha culpa la tienes tú –

– Vale, lo siento, te pido perdón – Bromeó Vincent.

– Perdonado –

– El sentimiento es mutuo – Dijo él al tiempo que le quitaba la copa de las manos para darle un apasionado beso. De ahí pasaron a gestos más desenfrenados, lo que convirtió el momento en un frenético e intenso acto erótico-amoroso que culminaron en la cama por dos veces…


g_sayah


madrid_61.0


madrid_61.0


Rachel no esperaba aquello. La proposición de Eric la cogió algo desprevenida. Era cierto que después de recibir la fatídica noticia sobre las intenciones de su marido y el tener que empezar desde cero en su vida, con lo que suponía tanto lo uno como lo otro, su compañía le estaba facilitando enormemente esta transición temporal.

En su interior no tenía que rebuscar demasiado para reconocer que poco a poco aquella relación traspasaba los límites de una simple amistad, y que sus sentimientos estaban a flor de piel. Todo ello, claro está, no quitaba que se hallara reticente, que albergara temores, miedo a que por cualquier motivo una situación así no saliera bien, por otro lado, algo lógico también en condiciones normales, pensaba.

No se precipitó, y antes de darle una respuesta, le rogó que le diera algo de tiempo. Le dijo que estaba encantada con su propuesta de futuro para ambos, pero también sorprendida, y que tenía que hacerse algunas preguntas. También le dijo que la decisión que tomara sería de todo menos acelerada y considerando todas las posibles variables y sus consecuencias, de tal forma que lo que tuviera que ser construido entre los dos, se hiciera sobre unos sólidos cimientos, y sobre todo, teniendo en cuenta los sentimientos de él, aunque tenía claro que fuera como fuese, nada ni nadie le ofrecería la seguridad que buscaba…


g_sayah


A %d blogueros les gusta esto: