
Apenas si llevaban dos horas en la ciudad, y después del café con el siempre imprescindible acompañamiento de un cigarrillo, colmando así las necesidades de cafeína y nicotina respectivamente, se adentraron en pleno casco antiguo, dispuestos a encontrar un lugar donde pernoctar los próximos días.
Dicho y hecho, sin pensarlo dos veces, se decidieron por el primer hotel con el que se toparon, el Petit Marqués Santa Ana, sin esperar a ver una segunda opción, lo que a la larga reconocieron que fue una elección acertadísima.
Muy coqueto, con detalles muy cuidados, tranquilo y acogedor, todo presagiaba una estancia agradable.
Dejaron el pseudoequipaje que llevaban en la habitación y bajaron a recorrer la zona de los alrededores, dispuestos a disfrutar de sus calles, su gente, el buen clima… no sin antes darse una buena ducha y cambiarse de ropa, más cómoda y fresca.
Buscarían un lugar donde almorzar, aunque decidieron, a pesar de que tenían un hambre atroz, pasar por la catedral, ya que Vincent se moría de ganas por contemplarla, por lo menos los exteriores, otro día entrarían. Le fascinaba tan magna construcción, no en vano aquel templo gótico era el de mayor superficie del mundo, y su admiración desde el punto de vista arquitectónico se reflejó en su rostro nada más llegar a la Puerta de Palos, situada en la fachada este.
María, sorprendida, observó la reacción de Vinc. – Era una caja de sorpresas este amigo mío. – Se dijo recordando también, la insistencia que en su día mostró por visitar ‘El Guernica’ en el Reina Sofía. Ella no desaprovechó la ocasión y tomo algunas fotografías, ya que de la vez anterior no guardaba ninguna…
g-sayah
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...