memorias virtuales_1.0


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relato_174.0


No recuerdo que día empezó todo, pero si recuerdo lo que pasó. Desgraciadamente. La muerte de mi padre. El comienzo de algo que hoy todavía está presente en mi vida junto con otros acontecimientos que expondré más adelante. Lo cierto es que el mundó cayó a plomo sobre mis hombros, unos hombros ingenuos que creían que podrían soportar todo lo que vendría después.

Un día como otro cualquiera estás comiendo en tu casa tranquilamente con tu mujer y tu hija y suena el teléfono – tu padre no se encuentra bien – me dice una voz al otro lado – más te vale darte prisa – dejo el plato inacabado y cuando llego a la casa de mis padres, el lugar donde crecí, me encuentro que  se le había parado el corazón, y así, sin más, todo acaba para él. El tiempo se detiene…

Después, ese tiempo sigue y te preguntas si podrías haber hecho algo más, tópico recurrente pero insalvable. Pasar más tiempo con él, conversando, compartiendo… quedándote una melancólica sensación y lamentándote por no haberle entregado más a un ser tan maravilloso, un ser que nos dejó demasiado pronto.

Terminando de escribir estas líneas pienso que sí, que en aquel fatídico momento en el que el puto destino decidió lo que decidió, empezó mi declive emocional, y ese mundo que en un principio cayó a plomo, más tarde terminó por hundirme…


g_sayah


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Se levantó de la mesa después de haberla ordenado un poco, aún así en ella reinaba el caos. Era como si desde lejos alguien se hubiera entretenido en lanzar folios, carpetas, bolígrafos, clips, grapas… aunque dentro de ese caos Nick encontraba el orden, un orden personal e incomprensible. Tampoco le importaba los comentarios que hicieran sobre ello sus compañeros, que lo hacían. No le llevó mucho tiempo, cogió su abrigo, subió al ascensor y mientras bajaba, decidió que iría dando un paseo. Antes entró en el 7-Eleven de al lado de comisaría y pidió un café para llevar – lo tomaré de camino – 

Llegó puntual a su cita con Natasha – 16:58 h – gracias a que iba bebiéndose su particular infusión mientras caminaba. Esta la recibió al instante, acababa de terminar con otro paciente. 

Nick era consciente de que no estaba atravesando uno de sus mejores momentos, su terapeuta lo sabía desde primera hora, y él, al principio reacio, por extraño que le pareciera ahora esperaba que aquellas visitas le ayudaran a atravesar el bache en el que se encontraba, con la esperanza de recuperarse al cien por cien.

La doctora le dedicó más de una hora y Nick ese día estuvo menos reservado que de costumbre, mostrando algo más lo que llevaba en su interior, describiendo su estado anímico como no lo había hecho hasta entonces, lo que paradójicamente le satisfizo. También a Natasha, que lo emplazó para la siguiente semana haciendo hincapié en los progresos que notaba y animándolo a que siguiera así, puesto que ese era el camino ideal para su total recuperación, sin caer nunca en el desaliento. Él accedió gustosamente, lo que no dejó de sorprenderlo, sentía ganas de continuar con aquello y no hallaba una explicación plausible – quizás sea ella la que hace que me plantee las cosas con otra perspectiva – pensaba.

Ya en la puerta de la consulta, antes de despedirse, el detective se atrevió a decirle alejándose de lo meramente formal y profesional, que accedería a venir a la siguiente sesión con una condición, lo que dejó a la doctora un poco descolocada – que nos tomemos una copa juntos – ella un tanto ruborizada no lo vio del todo claro, no debía intimar con sus pacientes.

– Está bien, pero sólo una copa. Aunque no creo que sea una buena idea que nuestra relación traspase las paredes de esta consulta… –


g_sayah


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– Lo que usted diga doctor Frankenstein – cerró el libro incapaz de seguir leyendo. Sus pensamientos viajaban por otros derroteros…

…Un hombre sabio al que conoció hace tiempo le dijo – David, en esta vida, ineludiblemente, has de leerte dos novelas. Una rosa, en la que encontrarás todo lo agradable que aquella te depara. La otra es negra. Esta contiene lo malo, lo cruel, lo difícil y desagradable, lo que no queremos vivir, pero, que no evitaremos por más que lo intentemos –

El destino había hecho que David se viera inmerso en las páginas de la segunda demasiado pronto, dejándolo sin tiempo para poder ojear la primera.


g_sayah


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De nuevo regresaba mentalmente de aquel aciago día, de nuevo hacía muchísimo calor. De nuevo el sol caía a plomo sobre los afilados rascacielos, y de nuevo su reflejo lo recogía el asfalto para transformar las calles de Manhattan en un auténtico horno. Era como si el mismísimo diablo nos hubiera guiado hacia el mismísimo infierno.

También hoy, como aquel aciago día el tráfico era intenso, lo que venía a ser rutina en la metrópolis, aunque no excesivamente caótico, pero un ruido ensordecedor estaba colapsando la mente de Nick y amenazaba con bloquearla, dejando solo lugar a que pensamientos tormentosos fueran ganando terreno hacia lo más profundo de su alma.

Todavía no afloraban muchos recuerdos, era demasiado pronto, pero si lágrimas, lágrimas y un enorme vacío junto con las primeras sensaciones de soledad…


g_sayah