relato_174.0
No recuerdo que día empezó todo, pero si recuerdo lo que pasó. Desgraciadamente. La muerte de mi padre. El comienzo de algo que hoy todavía está presente en mi vida junto con otros acontecimientos que expondré más adelante. Lo cierto es que el mundó cayó a plomo sobre mis hombros, unos hombros ingenuos que creían que podrían soportar todo lo que vendría después.
Un día como otro cualquiera estás comiendo en tu casa tranquilamente con tu mujer y tu hija y suena el teléfono – tu padre no se encuentra bien – me dice una voz al otro lado – más te vale darte prisa – dejo el plato inacabado y cuando llego a la casa de mis padres, el lugar donde crecí, me encuentro que se le había parado el corazón, y así, sin más, todo acaba para él. El tiempo se detiene…
Después, ese tiempo sigue y te preguntas si podrías haber hecho algo más, tópico recurrente pero insalvable. Pasar más tiempo con él, conversando, compartiendo… quedándote una melancólica sensación y lamentándote por no haberle entregado más a un ser tan maravilloso, un ser que nos dejó demasiado pronto.
Terminando de escribir estas líneas pienso que sí, que en aquel fatídico momento en el que el puto destino decidió lo que decidió, empezó mi declive emocional, y ese mundo que en un principio cayó a plomo, más tarde terminó por hundirme…
g_sayah