Optaron por un vegetariano que se encontraba en la calle 79, Candle.
David tomaría brócolis gratinados con queso manchego, mientras Mark, prefería un plato algo más fresco y ligero, por lo que se decidió por una ensalada con base de rúcula y cebolla caramelizada. Debía mantener la línea, pensó.
Esperando la comida, degustaron un vino blanco de importación, afrutado, muy frío, excelente compañero en la retaguardia de una cena, para amenizar una agradable conversación.
– Mark, ¿te importa que retomemos la conversación del otro día? –
– En absoluto, es más, me dejaste en ascuas, ya que si no recuerdo mal estabas a punto de preguntarme algo cuando me sonó el teléfono y tuvimos que irnos a toda prisa. Dime que querías saber –
A David le resultó grato que Mark retuviera en su memoria ese momento, señal inequívoca de que le estaba prestando atención y no pasaba por alto ese punto en la pasada cita.
– Bueno, la verdad es que lo que te quería decir, más que una pregunta, era una reflexión sobre el presente y el futuro entre nosotros. Una reflexión que hago en mi interior y que me gustaría trasladarte –
– Me estás poniendo nervioso – Apuntó Mark esbozando una sonrisa – y me muero de curiosidad –
– ¡Va! Tranquilo. Si alguien ha de estar nervioso, ese soy yo – Dijo David correspondiéndole la sonrisa. – Lo que quería comentarte es que el tiempo que estamos pasando juntos fuera del trabajo me está siendo muy emocionante y grato, no se si tu opinas lo mismo…-
– Por supuesto David. Tu compañía es para mi, seguro que como la mía es para ti, como mínimo. Y… –
– Espera no sigas, déjame acabar por favor, ya que he decido lanzarme –
– Está bien, soy todo oídos.
David se sinceró con Mark detalladamente sobre su pasado tormentoso desde el punto de vista emocional con respecto a sus relaciones anteriores. Sobretodo con la que mantuvo con Samuel. Le expuso sus dudas, sus inquietudes amorosas, sus miedos, para llegar a la conclusión de que estaba deseando con una fuerza extraordinaria que le subía desde el estómago, avanzar en la relación con él.
Era posible que se estuviera enamorando y no descartaba cimentar de manera monógama su amistad y sentimientos para con Mark. Claro que como era de suponer, dichos miedos y temores a entregar de nuevo su corazón, le inquietaban enormemente, tanto, que casi no podía dormir por las noches.
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