Los de la científica realizaron un segundo análisis toxicológico, pero la supuesta sustancia que dejaba a las víctimas a merced del cruel homicida seguía sin aparecer en los resultados. Supuesta, porque trabajaban sobre la hipótesis de que el uso de dicha sustancia, sería la única manera de explicar que las chicas fueran secuestradas e inmovilizadas de la forma en la que aparecían, para luego ser ejecutadas. No presentaban signos de haberse defendido, y además estaban convencidos de que algunas eran captadas en lugares públicos. Seguirían trabajando en esa línea hasta tener otro hilo del que tirar.
Minna y Erik empezaban a mostrarse algo escépticos, pero tampoco el asesino había dado un paso en falso hasta el momento, por lo que el campo sobre el que desarrollar sus pesquisas era harto reducido. Pocos rastros, nada de huellas, cero en fluidos, ningún testigo… La investigación estaba un poco empantanada y estaba resultando un poco complicado el avanzar de manera fehaciente.
– Erik acaban de llegar las cintas de una cámara de seguridad de un cajero cercano a la casa de la última víctima. Que te parece si nos servimos un par de cafés bien cargados y le dedicamos lo que queda del día a visionarlas. –
– Me parece bien, a ver si tenemos suerte. –
G. Sayah