– Espero que el vuelo haya sido de su agrado –
– Lo ha sido, gracias –
– Me alegro. Siéntese por favor –
El autor de aquella primera misiva lo había organizado todo de manera que aprovechando una corta estancia en Madeira, donde tenía una espléndida residencia de verano, su avión privado recogiera a Vincent en Madrid, con la idea de mantener la reunión acordada días antes. Aquella propiedad era cualquier cosa menos modesta. Seguramente una de las mejores de la isla.
La única condición que puso Vinc fue que tendría que estar de vuelta antes de que María saliera del trabajo, eso, y que en dicha cita, lo único que haría sería oír la propuesta, nada de una respuesta inmediata, la decisión tendría que sopesarla.
Uno de los sirvientes le preguntó si quería tomar algo.
– Café solo, por favor –
– Enseguida señor –
No tardó ni dos minutos en volver con el brebaje. Su anfitrión ya estaba bebiendo, Whisky con hielo, a pesar de la temprana hora. Esperaron a estar solos y fue este último el que comenzó a hablar sin ambages.
– Hoy en día se puede confiar en poca gente, y yo confío en usted. Lo que le pido se lo encargué previamente a un amigo, o eso creía yo, que lo era, por lo visto me equivoqué. Acudí a él para que matara a mi mujer, no lo hizo, me estuvo mintiendo y además tengo la certeza de que ambos han escapado juntos, por lo que quiero que los encuentre y los liquide. Me da igual cómo lo haga, usted es el profesional, siempre y cuando no deje huellas que puedan rastrearse e implicarme en un futuro. Usted le pone los ceros a la cifra que quiera cobrar por el encargo…
g_sayah