No daba crédito. No se lo podía creer. Aquella figura que conforme se iba acercando le sonaba cada vez más, era Eric. Pero qué estaba haciendo aquí, para que habría venido. No pudo evitar preocuparse, una sensación que la embargó interiormente e hizo que se le formara un nudo en el estómago. Casi paralizada, ni siquiera se levantó cuando él llegó a su altura.
– Eric, ¿qué haces aquí? –
– Hola Rachel, cómo estás. Yo también me alegro de verte. –
– Lo siento, no pretendía ser grosera, es que me sorprende muchísimo tu presencia. ¿Es qué ha pasado…? –
– Perdona que te interrumpa. Antes de que sigas, quiero que sepas que no pasa nada, y que no tienes porque preocuparte, mi idea no era inquietarte, más bien pretendía sorprenderte gratamente. –
– Y lo has hecho, pero no he podido evitar imaginarme que hubiera ocurrido algo malo. –
– Pues no, insisto. No te preocupes. Así que empecemos de nuevo y dame un abrazo de bienvenida. –
Eric volvió a preguntarle a Rachel cómo estaba a la vez que la abrazaba y le daba un cariñoso beso en la mejilla. Esta le respondió que muy bien, aunque un tanto aburrida y un poco cansada de estar tanto tiempo sola.
– No estoy acostumbrada, ¿sabes? –
– Me lo imagino. Estás más guapa desde la última vez que te vi. –
Ella se ruborizó, y para disimularlo insistió en cuál era el motivo de su inesperada visita.
– Si te parece te lo cuento mientras nos tomamos un cerveza en algún sitio donde dé la sombra. Me muero de sed y tengo muchísima calor. –
– Vale. Supongo que estarás deseando de quitarte por lo menos la americana de ese traje tan oscuro y tan elegante que te has puesto para caminar por la arena. – Dijo Rachel con sarcasmo, a lo que Eric respondió con una sonora carcajada…
g_sayah