Las tenues olas acariciaban sus pies mientras disfrutaba de un sol reconfortante y de una lectura digamos, entretenida, y es que aunque leer era una de sus pasiones, la rutina se había transformado en monótona y su día a día empezaba a poder calificarse de tedioso en algunos momentos.
Se esforzaba por ver las cosas con perspectiva, y era consciente de que debía considerarse muy afortunada a tenor de las circunstancias que se habían dado hasta el momento, y aunque estaba en un idílico y seguramente inmejorable lugar, paradójicamente sentía la necesidad de un cambio, un abandonar intermitente de aquella ‘zona de confort’ que la estaba agobiando un poco.
No le ocurría lo mismo al protagonista de la novela que estaba leyendo, un investigador de la Guardia Civil española, al que le habían encargado que resolviera el asesinato de un militar del ejército en una base de Afganistan, hasta donde se había tenido que desplazar junto con su inseparable compañera…
Hizo una pausa aprovechando que había terminado un capítulo, levantó la vista y se deleitó con aquel magnífico horizonte que se presentaba ante sus ojos cual pintura de Van Gogh, cuando de soslayo, percibió a lo lejos la figura de un hombre trajeado que se acercaba por la orilla. Aquella no era una playa especialmente concurrida, pero no faltaban turistas que esporádicamente aparecían para disfrutar de un sencillo paseo.
La distancia hizo que Rachel dejara de prestarle atención, pero al cabo de unos minutos, cuando dicho individuo estuvo más cerca, le embargó la sensación de que le era un tanto familiar…
g_sayah