El último día de vacaciones caía nieve de manera incipiente. Pequeños copos que desaparecían nada más tocar el asfalto, lo que no restaba encanto a la estampa que se iba dibujando en el Skyline.
No fue el viaje que casi todos esperaban, era su aplazada luna de miel, y decidieron disfrutar de la gran urbe. A ninguno de los tres le apetecía eso de vuelta y vuelta en la arena abrasadora de una playa cualquiera, bajo un sol infernal y unos chiringuitos repletos de domingueros.
La metrópolis los acogió anónimamente, dejando en el desván de sus mentes recuerdos que nunca olvidarían…
g-sayah