Como un enjambre después de recibir la pedrada de un niño, a las ocho de la tarde, abejas obreras bajo el yugo de su reina, salíamos de aquella oscura fábrica.
Individuos de semblante serio y miradas perdidas, automatizados por el trabajo, mileuristas, como no podía ser de otra forma, y gracias, ya que en pocos meses seguro que seríamos sustituidos por máquinas, también automatizadas pero inteligentes, algunas más que algunos de los que dirigíamos nuestros pasos a la parada de metro más cercana, con la cabeza gacha, buscando en nuestro realquilado ‘hogar’ un momento de desconexión, que ironía, desconexión…
G. Sayah
Que ironia
Me gustaLe gusta a 4 personas
Me encanta leerte!! ❤️
Me gustaLe gusta a 3 personas
Efectivamente, «como extraído de un libro», de un gran libro.
Artista!❤
Me gustaLe gusta a 4 personas
Muchísimas gracias… UN BESO
Me gustaLe gusta a 2 personas