A seguir viendo la tele coño, dijo mi abuela con la alpargata en la mano, y si no queríamos recibir una ristra de mamporros con aquella tradicional arma de destrucción masiva de cabezas huecas, más nos valía quedarnos sentaditos, en el suelo claro, ya que en casa no había sillones para todos. Lo hacíamos protestando por lo bajo, no fuera a ser que mi abuelo se enterase, allí, sentado en el único sofá encontrado en la basura que con algunas puntillas y agua de la paloma había quedado como nuevo, viendo en aquella caja luminosa, herencia de un vecino, lo único que ponían… toros.
G. Sayah
muchas gracias
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Que fuerte. No sé, pero me trajo a la memoria «La familia de Pascual Duarte» con la normalidad con la que se relata y ese sabor a rancio que deja. Me ha encantado el micro!!!
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Resiliencia.
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