No salió muy tarde del trabajo, aunque la noche hacía rato que se había adueñado de Fjallbacka, por lo que decidió tomar algo antes de llegar a casa. Le apetecía una copa, sola, tranquila, y a ser posible con buena música de fondo.
– Hola, perdona que interrumpa tus pensamientos, pero soy nuevo por aquí y no conozco a nadie. He observado que estás sola y si no te importa me gustaría invitarte. Disculpa mi atrevimiento , pero creo que el aburrimiento a superado mi vergüenza.
– ¿No será que has bebido más de la cuenta para superarla? –
– En absoluto. Todavía estoy con la primera y ya va para una hora. ¿Un mal día en el trabajo? –
– Perdona por ser tan grosera. No debía de haberte contestado así. No es mi intención ofenderte. –
– No te preocupes. ¿Hace entonces la invitación? –
– De acuerdo. No suelo dejarme invitar por desconocidos, pero bueno, hoy haré una excepción. Aunque por otro lado no te aseguro que tu aburrimiento no vaya ‘in crescendo’, y si, he tenido un día horrible. –
Paul esbozó una sonrisa a la vez que le hacía señas al camarero para que se acercara.
– Dígame. –
– ¿Me pone un Whisky con hielo, por favor? Y lo que la señorita esté bebiendo. –
– Otra cerveza Adam. –
– Enseguida. –
– Erika, mi nombre es Erika. –
– Encantado Erika. Mi nombre es Paul. –
G. Sayah