Microrrelatoser 16.0

La novela se le escurrió de entre las manos y sin darse cuenta cayó en los brazos de Morfeo.

Llegó a casa después de una duro día de trabajo. Cansado y hambriento, su olfato se excitó con los aromas provenientes de la cocina. Su madre se afanaba en preparar “el guiso”, con cariño, rodeada de pucheros y especias.

– Hola mamá, qué tal el día. –

– Muy bien hijo, ¿y el tuyo? –

– Soporífero, ¿comemos? –

– Enseguida. –

Un extraño ruido lo despertó mientras los olores aún permanecían en su mente…

G. Sayah

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